BENEFICIOS DE LA PARENTALIDAD POSITIVA PARA EL BIENESTAR EMOCIONAL DE LOS NIÑ@S
La parentalidad positiva se basa en el interés superior del niño. Es un estilo de crianza basado en la empatía, el afecto, la autoestima y la no violencia.
La socialización primaria en la familia es clave para la formación de futuros ciudadanos adultos, responsables y comprometidos con la sociedad. Esta socialización se consigue ejerciendo una Parentalidad responsable, positiva, basada en los derechos del niño, en el afecto y también en el establecimiento de normas y límites.
Según la FEMP, estos son los principios que han de guiar esta crianza positiva:
- Vínculos afectivos cálidos entre los distintos miembros de la familia.
- Un entorno estructurado que ofrezca rutinas y límites adecuados.
- Estimulación adecuada que potencie las capacidades y habilidades de los menores.
- Presencia, atención y tiempo de calidad compartido.
- Reconocimiento del menor como una persona de pleno derecho, de forma que sus opiniones, intereses y necesidades son escuchadas y tenidas en cuenta.
- Potenciar la confianza, autoestima y seguridad de los hijos para que se sientan capaces de dirigir su propia vida e influir en su medio.
- Una educación basada en la no violencia, en la que no hay lugar para el castigo físico o psicológico. La conducta inadecuada de los menores se corrige mediante consecuencias que no los violenten ni denigren (por ejemplo, alentarles a reflexionar y a reparar el daño causado).
La
parentalidad positiva beneficia, en primer lugar, a los menores. Los niños y
adolescentes educados por líneas que conjugan con inteligencia el afecto, los
condicionales y la imposición de límites crecen sintiéndose protegidos, amados,
aceptados y capaces.
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